1 Corintios 12:13 “Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, sean judíos o griegos, sean esclavos o libres; y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu”.
Por: Walter Encalada Pazmiño
En el monte de los Olivos sus discípulos se acercan al Maestro a preguntarle ¿Qué señales habrá en tu venida y el fin del siglo? Mateo 24:4 registra lo que Jesús responde enumerando todos los acontecimientos que ocurrirán hasta su segunda venida, vendrán falsos cristos que engañaran a muchos, oiremos guerras y rumores de guerra, no turbéis por que esto es necesario que acontezca pero no es el fin, se levantaran nación contra nación, y reino contra reino esto solo es el principio, porque seréis atribulados, aborrecidos por toda la gente, multiplicándose la maldad y el amor de muchos se enfriará, mas el que persevere hasta el fin, será salvo y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones y entonces vendrá el fin.
Jesús anuncia su mandato, el de predicar su Palabra a toda criatura, en todo el mundo, todos los fieles creyentes hijos de Dios estableciendo una unidad en Cristo, de esta manera comienza poco a poco a tomar forma la Iglesia de Cristo, los nacidos de agua y espíritu, han comenzado a formar un cuerpo, una unidad en Cristo, en todos los lugares del mundo y que su evangelio se esparcirá a todas las regiones del mundo, y cada verso escrito es de fiel cumplimiento, lo escrito en su libro Santo se cumplirá.
Como pueblo de Dios creemos fielmente que nuestro legado es esforzarnos siempre en perseverar esa unidad, como hijos del Dios Altísimo debemos mantenernos fieles en ese nuevo nacimiento en Cristo, para caminar libres del pecado y de la maldad del mundo, porque que Cristo pago con su sangre bendita todos nuestros pecados.
En Efesios 4:1-14 el Apóstol Pablo recomienda perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, por tanto, nuestra tarea como hijos de Dios es obrar con diligencia, amabilidad y cuidado dentro y fuera de la Iglesia en las tareas asignadas, cada uno de nosotros lo que formamos su Iglesia debemos esforzarnos en conservar la unidad del Espíritu, quien hace posible sostener a la iglesia la casa de Dios.