1 Corintios 15:10 “Pero por la gracia de Dios soy lo que soy; y su gracia no ha sido en vano para conmigo, antes he trabajado más que todos ellos; pero no yo, sino la gracia de Dios conmigo”.
Por: Dayse Villegas Zambrano
Lecciones de humildad de la gracia, parte 1: Ella nos hace lo que somos. Y ella hace posible lo que nosotros estamos destinados a hacer. Sí, hay hermanos que trabajan más que otros. Incluso, diría Pablo, hay los que trabajan más que todos. Pero no es motivo de enorgullecerse, porque no es el poder del trabajador, es la gracia de Dios en él.
O en otras palabras, si usted conoce a un hermano o hermana que trabaja fielmente, da, participa y lleva a cabo más labores que el resto, no piense inmediatamente que es porque 1. exagera, 2. se sacrifica, 3. quiere aparentar. Hay una explicación sencilla, la gracia de Dios está con esa persona y no la deja servir en vano.
Lo que nos lleva a la siguiente conclusión: quien no persevera en la gracia de Dios 1. no entiende a los que sí lo hacen y se esmeran en el servicio, 2. pone obstáculos o critica ese servicio, 3. cuando emprende algo porque siente que puede hacerlo mejor, esto no crece ni permanece, 4. se enoja porque piensa que es por falta de apoyo de los pastores y de la iglesia. Esto no se trata de usted y su talento. Si es una persona talentosa, muy bien, pero no se confíe en eso. Es la gracia de Dios con usted. Por tanto, persevere en la gracia.
Sé que me dirijo a personas llenas de inteligencia, ideas, juventud, fuerza y talento, muy por encima de los míos. Sé que a veces sienten que no hay lugar para ustedes en la iglesia porque no les dan las oportunidades que buscan, las que quieren, las que les gustan. Quisiera decirles (por experiencia) que están buscando con la actitud equivocada. No son ustedes y sus dotes. Es el don de Dios en ustedes. Los animo a perseverar en la gracia de Dios, que es capaz de hacer maravillas con alguien que era inútil, ¿cuánto más hará con ustedes? Que este sea su año.