1 Corintios 15:3-4 “Porque primeramente os he enseñado lo que asimismo recibí: Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras”.
Escrito Por: Walter Encalada Pazmiño
La Iglesia no es una confesión de fe
El apóstol Pedro al igual que los demás apóstoles, al cumplir la comisión de predicar el evangelio, condensaban el mensaje en unos puntos vitales para la salvación o edificación de sus oyentes tal como podemos ver en Hechos 2:36-42 y 1 Corintios 15:3-4, después de que su pueblo sufrió muchas persecuciones.
Al igual que las nacientes herejías, la iglesia empezó a resumir sus creencias básicas en confesiones de fe llamados credos, debido a que comenzaban de esa manera, no podemos descuidar que a lo largo de los siglos de la historia, las confesiones de fe se ajustaban más o menos a la verdad, sin equivocarnos que la palabra de Dios es infalible, sin olvidar que la palabra de Dios no es un texto de teología, ni es un acto de fe, sino que recoge la historia misma de la salvación, basado en su autor el cordero inmolado, Jesucristo.
No dudamos del valor de los credos y las confesiones de fe, si se resumen de una manera clara, metódica y ajustada a las enseñanzas de las Sagradas Escrituras. Los credos y confesiones de fe cobijan peligros, al escribirse en determinada época cultural, quedando retrasado con respecto a las costumbres próximas del tiempo venidero, además las personas que profesan estos credos, pueden estar tranquilos sin vivir lo que está formulado, en consecuencia, se encuentran viviendo una ortodoxia muerta. Por tanto, estamos llamados a no vivir un cristianismo de letra muerta, sino un cristianismo vivificado en el Santo Espíritu de Dios.
Mi Dios del cielo gracias te doy por un día más de vida, perdona nuestro delitos y pecados llénanos de tu Espíritu de sabiduría, para llevar tu palabra a todo lugar, bendice a toda persona que sigue este devocional Padre que tu palabra nos guíe a toda verdad, Amén.