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1 Corintios 2:9 “Antes bien, como está escrito: Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, Son las que Dios ha preparado para los que le aman”. 

Por: Marianella Layana de Jácome

Cuántos de nosotros hemos tenido la experiencia de sorprender a nuestros hijos con algún regalo soñado, con alguna sorpresa por su cumpleaños, sobre todo cuando su conducta ha sido apropiada o su rendimiento escolar ha sido satisfactorio, nos sentimos felices de poder recompensarlos con lo mejor.  Dice la Palabra de Dios “que si nosotros siendo malos, sabemos dar buenas cosas a nuestros hijos”, imagínese lo que les espera como recompensa en el cielo, a sus hijos fieles por parte de nuestro Padre Celestial.

Esta es una forma de ilustrar la manera en la que Dios, como Padre bueno, ha de preparar regalos para todos sus hijos que han decidido amarlo, a través de su actitud de obediencia a Él. Tal vez a nuestro parecer nuestros regalos nos resultan importantes, valiosos, pero sin importar el tamaño, o el precio de nuestro regalo, nunca se podrá comparar a las maravillas que Dios en su misericordia y en su inmenso amor tiene preparado para cada uno de nosotros sus hijos.  Son regalos o recompensas que sobrepasan nuestros pensamientos y los sentidos, que no podemos imaginarlo, ni entenderlo.

Este pasaje es un mensaje de esperanza y promesa para los cristianos de todo el mundo.  Afirma que Dios tiene bendiciones y recompensas reservadas para aquellos que lo aman y pueden hacer cosas más allá de lo que podemos pedir o imaginar. Sus bendiciones son ilimitadas y muchas veces mayores de lo que podríamos haber soñado.

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