1 Corintios 3:1-2 “De manera que yo, hermanos, no pude hablaros como a espirituales, sino como a carnales, como a niños en Cristo. Os di a beber leche, y no vianda; porque aún no erais capaces, ni sois capaces todavía”.
Escrito Por: Welinton Flores Flores
¿Te alimentas de la Palabra de Dios? ¿Qué consideramos para alimentarnos de su Palabra? ¿A caso es hacerlo una vez en la semana? ¿Una vez en el día? o acaso sí está buscándolo en todas las áreas de su vida desde que se levanta hasta su descanso por la noche? Si no es así, no estamos viviendo en el Espíritu ni avanzando hacia una madurez espiritual.
Necesitamos de dedicación y tiempo para entender la verdad en un nivel más profundo, para superar los deseos pecaminosos de nuestra naturaleza carnal: Celos, rencillas, divisiones, avaricia, ira, impaciencia, insultos, quejas, adicciones, egoísmo, pereza y todos los vicios, que evidencian que no hemos puesto suficiente esfuerzo en profundizar nuestra comprensión de la verdad, a través de la Palabra de Dios.
Se necesita madurez espiritual para sumergirnos en el enriquecimiento del Evangelio y no conformarnos con leche espiritual sino dar pasos firmes día a día, para convertirnos en colaboradores de Dios. Como socios en su misión, somos sus manos y sus pies terrenales que plantan semillas y que construyen a otros sobre su cimiento. En las etapas más avanzadas de madurez espiritual, aceptamos el sufrimiento, el agotamiento, el abandono de cosas que no edifican nuestra alma, eso es lo que nos hará parte de los pilares a que sostiene al edificio.
El trabajo de compartir la misión de Cristo no se logra en 4 paredes o encerrados en estigmas preceptos y costumbres que nos detengan, el primer paso es mostrar vidas marcadas que hacen la voluntad del Padre, vidas que trabajan arduamente en su obra y ponen sus debilidades en la cruz de Cristo y hacer fortalezas con su poder. ¿Cuántos años tiene como cristiano? ¿Se considera una persona madura en la fe?.
Padre Eterno, que en mi vida seas preeminente, que mis ojos estén puestos en ti, quita de mi las distracciones y temores y ayúdame a crecer espiritualmente y manifestar el fruto del Espíritu Santo, a fin de servirte con diligencia y sabiduría, en nombre de Jesús, Amén.