1 Corintios 3:11 “Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo”.
Por: Ericka Herrera de Avendaño
Para que una iglesia persevere anclada en la fe, es fundamental que su fundamento sea Cristo. Este versículo subraya la verdad central de nuestra fe: Jesús es la base sobre la cual se edifica toda la iglesia.
Jesús es la piedra angular de nuestra fe, el cimiento sólido sobre el cual podemos construir nuestras vidas. Sin Él, todo lo que hagamos carecerá de estabilidad y propósito. En Mateo 7:24-25, Jesús nos enseña la parábola del hombre prudente que construyó su casa sobre la roca. Cuando vinieron las lluvias y los vientos, la casa no cayó porque estaba fundada sobre la roca. De la misma manera, cuando nuestra fe y nuestras vidas están cimentadas en Cristo, podemos enfrentar cualquier tormenta con confianza y esperanza.
Una iglesia fundamentada en Cristo también implica adherirnos fielmente a sus enseñanzas. En Juan 15:5, Jesús dice: “Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer.” Al permanecer en Cristo y seguir sus mandamientos, nos aseguramos de que nuestras acciones y decisiones estén alineadas con su voluntad divina.
Cuando una iglesia está fundamentada en Cristo, se fomenta la unidad y el propósito común entre sus miembros. Efesios 2:19-22 nos recuerda que somos ” miembros de la familia de Dios”, edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo. Esta unidad en Cristo nos capacita para trabajar juntos en armonía, apoyándonos mutuamente y creciendo en nuestra fe colectiva.
Amada iglesia, recordemos siempre que nuestro fundamento es Cristo. Construyamos nuestras vidas, sobre la roca sólida de su amor y sus enseñanzas. Al hacerlo, perseveraremos anclados en la fe, capaces de enfrentar cualquier desafío con la certeza de que Jesús está con nosotros, guiándonos y sosteniéndonos en cada paso del camino. Que cada acción, cada palabra y cada decisión refleje nuestra firmeza en el único y verdadero fundamento: Jesucristo.