Estamos Ubicados en:
Ximena 421 y Padre Solano,
info@pibguayaquil.com
Fono: +593 98 901 0216
Berajot
berajot@pibguayaquil.com
Fono: +593 98 901 0216

1 Corintios 3:16-17  “¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros? Si alguno destruyere el templo de Dios, Dios le destruirá a él; porque el templo de Dios, el cual sois vosotros, santo es”.

Escrito Por: Ps. David Pérez Vera

Hoy empezamos con una pequeña pregunta ¿No sabéis? Amados hermanos y amigos, ¿qué puede ser tan importante, que no sabemos? Por tal motivo, sostengo en el contexto de la Palabra de Dios, que no os digo nada nuevo al llamaros “edificio de Dios”, y no cualquier edificio, porque, sois el más noble de los edificios, “el templo de Dios”. Gloria a Dios.

Cada cristiano forma en conjunto un gran templo. Es menester que tengamos muy en claro, que no digo “vosotros sois templos”, sino “vosotros sois el templo”, es decir colectivamente, y “piedras vivas” individualmente.

Asimismo, es necesario que nos empoderemos y adueñemos de esta realidad, la morada de Dios y la del Espíritu Santo son una, y por lo tanto el Espíritu Santo es Dios. Ningún “templo” literal es reconocido en la Iglesia cristiana. El único es el templo espiritual, todo el cuerpo de adoradores en espíritu y verdad, cada creyente en el que mora el Espíritu Santo. 

Al mirar en la historia, podemos apreciar que la sinagoga era el modelo de la casa de culto cristiana. El templo era la casa del sacrificio, más que de la oración. Las oraciones en el templo eran silenciosas e individuales, no conjuntas y públicas, ni con lectura de las Escrituras, como en la sinagoga.

Siendo importante saber que el templo viene de una raíz “morar” en el griego, esta era la morada terrenal de Dios, donde solo Él puso Su nombre. La sinagoga, es decir, una asamblea, era el lugar para reunirse. Dios ahora tiene Su templo terrenal, no de madera y piedra, sino la congregación de creyentes, las “piedras vivas” en la “casa espiritual”.

Los creyentes son todos sacerdotes espirituales en ella. Jesús, nuestro Sumo Sacerdote, tiene el único sacerdocio literal, he aquí la responsabilidad que tenemos como hijos de Dios, de vivir de la manera que a Dios le agrada, lo cual conlleva a una vida de santidad, consagración y de servicio a Él como el Todopoderoso. Cuidemos del Templo Santo, que es nuestra propia vida, alimentándonos de la Palabra viva y eficaz, así como, de todo aquello que nuestro Padre Celestial nos permite en una vida Cristo céntrica. Shalom, Cristo viene pronto.

Usamos cookies para una mejor experiencia de usuario.