1 Corintios 4:2 “Ahora bien, se requiere de los administradores, que cada uno sea hallado fiel”.

Por:  Dayse Villegas Zambrano

Sin fe, es imposible ser fiel a Dios. Son dos palabras inseparables. En el Nuevo Testamento, el fiel es el que está lleno de fe, ese don de Dios, fruto del Espíritu, que no puede producirse de manera natural en el corazón humano. Hay que nacer de nuevo. 

Con la fe recibimos el potencial para ser fieles a Dios. ¿Por qué, entonces, hay momentos de infidelidad en la vida de los creyentes? Esta dura realidad tiene una respuesta: porque descuidamos nuestra fe. Olvidamos que ella crece y se robustece en nuestra íntima relación con Jesucristo. Es una fe viva, y como todas las cosas vivas, debe ser alimentada y cuidada para desarrollarse plenamente. 

¿Cómo alimenta usted su fe? La fe transforma nuestra vida, nos da un nuevo propósito: ser servidores de Cristo y administradores de lo que Dios nos ha revelado a través de su Hijo. Y en la descripción de ese cargo dice: debe ser hallado fiel. 

Amado hermano, Dios está examinando a fondo el corazón de cada uno buscando una cosa: fe. ¿La hallará en nosotros?.