1 Juan 2:27 “Pero la unción que vosotros recibisteis de él permanece en vosotros, y no tenéis necesidad de que nadie os enseñe; así como la unción misma os enseña todas las cosas, y es verdadera, y no es mentira, según ella os ha enseñado, permaneced en él”.
Escrito Por: Nelly Jácome de Pérez
En el tiempo de la Iglesia Primitiva, se había levantado muchas corrientes religiosas, que pretendían desviar a los cristianos de la verdad. Juan sabía que había engaño entre estos Cristianos, y le preocupaba. Él tenía una pasión por mantenerlos consistentes con el mensaje de la verdad de Dios.
Juan se expresó por primera vez, en relación a la unción, en 1 Juan 2:20. Esta unción tiene que ver con la presencia del Espíritu Santo dada a cada hijo de Dios, que ha sido sellado, una vez que ha aceptado a Jesucristo como su Salvador y Señor de su vida.
¡Es Su unción la que nos enseña y nos capacita! La Escritura nos enseña que cada uno de nosotros tenemos la unción del Santo, hemos sido ungidos para la tarea que Dios nos ha dado. Aun logramos ver que el Señor Jesucristo fue ungido por el Espíritu Santo para cumplir su ministerio. ¿Cuánto no necesitamos la unción del Espíritu Santo en nuestras vidas? ¿Qué haríamos sin la unción? La Biblia nos dice, “En todo tiempo sean blancos tus vestidos, y nunca falte ungüento sobre tu cabeza” (Eclesiastés 9:8).