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1 Juan‬ 2:4-5 “El que dice: Yo le conozco, y no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso, y la verdad no está en él; pero el que guarda su palabra, en este verdaderamente el amor de Dios se ha perfeccionado; por esto sabemos que estamos en él”.

 Por: Nelly Jácome de Pérez

 El Apóstol Juan nos insta a que como hijos de Dios obedezcamos sus enseñanzas. El que obedece sus mandamientos permanece en Dios, y Dios en él. ¿Cómo sabemos que él permanece en nosotros? Por el Espíritu que nos dio (1 Juan 3:24). La verdad habita en aquellos que obedecen sus mandamientos, su guía y ordenanzas. Quien no los obedece naturalmente es un mentiroso, pues el Espíritu Santo nos compele a obedecerlos. Nuestro amor a Dios es un reflejo del amor de Dios a nosotros y una respuesta a ese amor; de manera que el que guardemos la palabra de Dios es una señal de que el amor de Dios ha completado su obra en nosotros.‬‬‬

¿Obedecemos porque tenemos miedo a la ira y el juicio de Dios? ¿Sentimos que Él nos va a romper una pierna, o que nos va a quemar la casa, si no lo obedecemos? ¿Sentimos que el cristianismo es solo un conjunto de reglas que se tienen que obedecer? ¿Y que nuestra satisfacción viene de cumplir todas esas reglas? ¡No!. Debemos de obedecer su palabra, preceptos y mandamientos porque lo amamos. Obedecemos porque Él ha hecho tanto por nosotros. Obedecemos porque el amor nunca está contento con solo recibir. ¡El amor siempre quiere dar! Jesús dijo en Juan 14:15, “Si me aman, obedezcan Mis mandamientos”. Busque conocer a Dios más, y se encontrará obedeciéndolo por amor. No solo se volverá su amor más completo y más profundo, sino que se volverá más dulce, conforme pasen los años.” Jesús dijo en Juan 14:2, “El que tiene Mis mandamientos, y los obedece, ese es el que me ama; y el que me ama, será amado por Mi Padre, y Yo lo amaré, y me manifestaré a él”.

La obediencia a la Palabra de Dios viene de su corazón. Cuando obedecer a Dios, se convierta en una lucha para usted, esa es una señal bien clara de que su corazón se ha alejado de Él. Algunos dicen: “¡Yo amo a Dios!” Pero estoy teniendo problemas obedeciéndolo en ciertas áreas de mi vida.” ¡Eso es espiritualmente imposible! El verdadero amor por Dios lleva a la obediencia de todo corazón. Así como Jesús vivió una vida de obediencia al Padre, nosotros también necesitamos obediencia para vivir una vida en el amor de Dios.¡Qué reacios somos al no querer relacionar el amor con la obediencia! Vemos el amor y la obediencia como dos entidades separadas. Ya sea si se trata de un asunto matrimonial, o de amistad, o del discipulado. Decimos que amamos a Jesús aun cuando no tenemos ninguna intención de obedecerlo. ¡Pero Jesús no nos da esa opción! La obediencia muestra lo que hay en el corazón. Si lo obedecemos, significa que lo amamos. Y si no lo obedecemos, quiere decir que realmente no lo amamos – o por lo menos – no lo amamos tanto como a otros amores.

Señor Jesús, oro para que mi fe en ti se refleje en una vida de obediencia. Decido obedecer todo tu consejo sabio y amoroso, con la certeza que tu Palabra está llena de advertencias con el propósito de protegerme y preservarme todo mal. No quiero ignorar tus advertencias oh mi Dios y sufrir las consecuencias de mi desobediencia, en tu nombre lo pido, Amén.

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