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1 Juan 3:2-3 “Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es. 3 Y todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo, así como él es puro”.

Escrito Por: Ps. David Pérez Vera

No hay privilegio más grande en toda la creación dada al ser humano, que ser llamado hijos de Dios, y más maravilloso, aún que nuestro Padre Celestial nos llame, amados. Ahora ya somos hijos, aunque no reconocidos como tales por el mundo, y como consecuencia buscamos la manifestación de nuestra procedencia, a través de proclamar a los cuatro vientos que Jesucristo es nuestro Señor y Salvador.

El Eterno en su Palabra nos dice claramente hoy por hoy, que, la manifestación al mundo de lo que seremos aún no ha tenido lugar, pero sabemos por convicción que cuando Él sea manifestado seremos semejantes a Cristo, siendo importante mencionar que los hijos se parecen sustancialmente a su padre. Cristo, a quien seremos semejantes, es la imagen misma de la persona del Padre. Gloria a Dios porque, así, al asemejarnos a Cristo nos pareceremos al Padre. Que privilegio, pero al mismo tiempo que responsabilidad, que tu y yo tenemos, al dignificar con nuestras vidas, tan grande amor del Padre por medio de su Hijo a nosotros, manifestado en la cruz del Calvario.

Es maravilloso que nuestro Dios, nos hable con tanto amor por medio de Su Espíritu Santo, al comprender que después del nacimiento natural, se necesita el nuevo nacimiento a la vida de la Gracia y Redención. Tengamos presentes que la resurrección de nuestros cuerpos es salir del vientre de la tierra, nacer a otra vida. En el jardín del Edén la primera tentación para la humanidad fue que fuéramos como Dios en conocimiento, por eso caímos, pero en la Gracia infinita del Eterno, al ser resucitados por Cristo, llegamos a ser verdaderamente como Él, al conocerlo como somos conocidos, y al verlo como Él es. Vivamos vidas consagradas y de servicio que manifiesten que Cristo es real en nuestras vidas. Shalom, Cristo viene pronto.

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