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1 Juan 4:18  En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor, porque el temor involucra castigo, y el que teme no es hecho perfecto en el amor.

Por: Daniel Mora Jiménez. 

Este versículo contienes verdades bíblicas que traen confrontación y paz a nuestro corazón, nos invita a meditar sobre el amor, el verdadero amor, el que es perfecto y genuino proveniente únicamente de Dios. Solo cuando Dios habita en nosotros, se puede experimentar aquel amor. Sin embargo, si Dios no está presente en nuestras vidas, no podemos conocer el amor verdadero.

Podemos ver que el temor y el amor son incompatibles, no pueden coexistir ya que es Dios a través de su amor que nos libera del temor. Cuando hablamos del temor estamos hablando del tipo de temor que produce el castigo merecido, del juicio venidero que le espera a todo aquel que no es salvo, de los que no creen en el precioso sacrificio del Señor Jesús. Es por esto que los que si creemos, los que somos salvos y tenemos a Dios en nuestra vida, debemos recordar que Jesús tomó sobre sí mismo nuestro castigo, como está escrito en Isaías 53:5. El amor de Dios, encarnado en Jesús, elimina ese temor. 

La persona que teme es porque espera el castigo, lo que indica que el amor de Dios no ha obrado en su vida. Por otro lado, poseer el amor de Dios nos da confianza, paz y podemos descansar en la promesa de que ya somos aceptados delante de Dios gracias a lo que Jesús hizo por nosotros, como dice una hermosa alabanza: “Mas Dios muestra su amor para mi en que envió a su Hijo a morir en la cruz, la ira de Dios propició, tomando mi lugar”.

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