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1 Pedro 2:9 “Más vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable”.

Por: Ps. David Pérez Vera

Amados hermanos y amigos, ahora sabemos que en la actualidad la Iglesia es el pueblo de Dios, y Él aplica las mismas expresiones a los cristianos. En el contexto histórico, para los gentiles esta era una idea revolucionaria, el ser identificados con estas frases que hoy se nos revela en las Sagradas Escrituras: linaje escogido, real sacerdocio, nación santa y pueblo adquirido por Dios. Estos nombres representan grandes privilegios que solamente los judíos habían disfrutado, pero que hoy por hoy, toda la Iglesia de Cristo los recibe como bendición de lo alto.

La nación judía fue elegida con el fin de mediar entre Dios y el resto de la humanidad y ese era el papel del sacerdote. El deber de su pueblo era manifestar el carácter y las obras del Soberano y Único Dios, para que todo el mundo lo conociera y se sometiera a Él. En algunas épocas la nación judía cumplió su tarea, pero en muchas otras no fue así. Su mal testimonio hizo que los gentiles blasfemaran contra Jehová, Romanos 2:24 “Porque como está escrito, el nombre de Dios es blasfemado entre los gentiles por causa de vosotros”.

Es menester recalcar que el apóstol Pedro utiliza las concepciones de linaje, sacerdocio, nación y pueblo que anteriormente se referían a los judíos para designar a los cristianos, quienes pueden ser llamados así, porque en esta época la Iglesia es el pueblo de Dios y su instrumento para alcanzar al mundo, a través de la proclamación del Evangelio de Cristo.

En tal sentido, la Iglesia ahora cumple algunas de las funciones que Israel tenía antes de la venida de Cristo. Sin embargo, no hemos de pensar que la iglesia puede sustituir de una vez y para siempre a Israel ni tampoco que esa nación se debe confundir con la Iglesia. Porque, cuando Dios termine el tiempo con Su Iglesia, volverá a ocuparse de la nación judía para hacerlos sacerdotes y testigos en el mundo.

Finalmente recordemos en este día que, somos real sacerdocio porque tenemos la responsabilidad de anunciar las virtudes de Dios, sus atributos y obras, todo lo que revela su gloriosa excelencia. El apóstol Pablo enseñaba que Dios tiene el propósito de que lleguemos a ser conformes a la imagen de Cristo. Por eso, cuando nuestras vidas manifiesten su divino carácter, entonces los demás conocerán las excelencias de Dios. Shalom, Cristo viene pronto.

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