1 Pedro 4:10-11  “Cada uno según el don que ha recibido, minístrelo a los otros, como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios. Si alguno habla, hable conforme a las palabras de Dios; si alguno ministra, ministre conforme al poder que Dios da, para que en todo sea Dios glorificado por Jesucristo, a quien pertenecen la gloria y el imperio por los siglos de los siglos, Amén”.

Por: Ericka Herrera de Avendaño

En este pasaje, el apóstol Pedro nos recuerda que cada creyente ha recibido dones específicos de parte de Dios. Estos dones no son para nuestro beneficio personal, sino para servir a los demás, actuando como “buenos administradores de la multiforme gracia de Dios”. La diversidad de dones refleja la riqueza de la gracia divina, manifestada de múltiples maneras en la comunidad de fe.

Pedro destaca dos áreas principales del servicio: La palabra y la acción. Aquellos que tienen el don de hablar deben hacerlo fundamentados en la Palabra de Dios. Por otro lado, quienes sirven en diversas capacidades deben hacerlo con la fortaleza que Dios proporciona, reconociendo que es Su poder el que opera a través de nosotros.

El propósito último de utilizar nuestros dones es glorificar a Dios por medio de Jesucristo. Al emplear los talentos que hemos recibido, dirigimos la atención hacia Dios, reconociendo que todo lo que hacemos es por Su gracia y para Su gloria. 

¿Cómo estás utilizándolos para servir a otros y glorificar a Dios? Considera involucrarte en áreas de servicio donde puedas emplear tus talentos de manera efectiva, siempre confiando en la fuerza y guía que Dios proporciona. Señor Jesús, gracias por los dones que has depositado en mí. Ayúdame a ser un buen administrador de tu gracia, sirviendo a otros con amor y dedicación. Que en todo lo que haga, tu nombre sea glorificado por medio de Jesucristo, Amén.