1 Pedro 4:10 “Cada uno según el don que ha recibido, minístrelo a los otros, como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios”.
Escrito Por: Ps. David Pérez Vera
Dice aquí la Palabra, para cada uno de nosotros en este día, “Cada uno según el don que ha recibido”. Interesante de ver en primera instancia hacia donde nos lleva la reflexión al hablar de don. En tal sentido, ese don significa un don espiritual en particular, y claro está, hay muchos dones. El Apóstol Pablo nos manifiesta en su primera carta a los Corintios capítulo 12 que hay solo un cuerpo y muchos miembros, y que la iglesia es como un cuerpo, al tener muchos miembros, lo cual desencadena en que tiene muchos dones. Amados hermanos y amigos, no sé cuál es su don espiritual. Pero sí sé, que si eres un hijo de Dios, tienes algún don y tienes que usarlo para servir a otros.
Siendo menester recalcar por lo mencionado que, el servicio a los demás es la mejor manera de poner en práctica nuestra obediencia a Dios. Gloria al Eterno por ello. Es ahí cuando nos damos cuenta fácilmente de lo que hay en nuestro corazón. Meditémoslo detenidamente en este día. Es el momento, en que como iglesia dejemos de pensar en nosotros y comencemos en pensar en alguien más, ya sea en la hospitalidad o en cualquier otro servicio. La Palabra nos dice que lo hagamos como quien tiene el poder de Dios para que así sea alabado y a Él sea la gloria, porque al final del día, no se trata más de ti ni de mí, sino de nuestro Señor Jesucristo.
Es maravillo a la luz de lo que el Eterno nos ha revelado por medio de las Sagradas Escrituras que, Él nos ha dado características únicas que quiere que utilicemos al servicio de los demás. Seguramente las conoces y hay otras que irás descubriendo. Lo transcendental es hacer un alto a nuestras vidas, para ver si estamos buscando cómo servir a Dios o cómo servirnos a nosotros mismos. Siendo necesario resaltar que no hay punto medio, o servimos a Dios o nos servimos a nosotros mismos.
Sería bueno preguntarnos en este día ¿De qué lado estamos? Considerando que la Palabra nos enseña que debemos ser buenos administradores de lo que se nos ha dado. Al meditar y al mirarnos con objetividad ¿Para qué somos buenos? ¿Para qué somos malos? Los dos escenarios son claras oportunidades para trabajar de manera inmediata. Ya que caigamos en la una u otra, debemos de buscar que la gloria sea siempre para nuestro Padre Celestial.
Regresando al principio de este devocional, cualquiera que sea nuestro don, pongámoslo a Su servicio. Dejemos atrás la inactividad, los lamentos, las críticas y todo eso que entorpece y comencemos a servir con amor y gozo como la iglesia que se edifica en el Amor de Dios.
Shalom, Cristo viene pronto.