1 Reyes 19:10-14 “Él respondió: He sentido un vivo celo por Jehová Dios de los ejércitos; porque los hijos de Israel han dejado tu pacto, han derribado tus altares, y han matado a espada a tus profetas; y sólo yo he quedado, y me buscan para quitarme la vida”.
Por: Marianella Layana de Jácome.
Elías un profeta que había demostrado su fidelidad, su valentía para servir al Señor, atravesaba por un momento difícil lleno de desánimo y depresión. La idolatría abundaba tanto en Israel en aquella época, que habían edificado un templo para Baal, y habían muchos profetas al servicio de este dios pagano.
Es en este momento de dificultad, la actitud del profeta Elías cambió, pese a que había matado días antes a cuatrocientos cincuenta profetas paganos, al parecer las cosas no resultaron como Elías esperaba, la esposa del Rey amenazó con matarlo. Elías lleno de temor huyó y se escondió en una cueva creía que estaba solo y que la situación espiritual de Israel ya no tenía esperanza, incluso le pide a Dios que le quitara la vida. Sin duda alguna, Elías estaba atravesando por un momento oscuro, distanciado de Dios.
Cada uno de nosotros ha sido llamado por nuestro Señor de una manera diferente, el llamado que yo tengo no es el mismo al que tiene el Pastor, o el maestro del Centro de Estudio Bíblico, dice su Palabra: “Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo.” Efesios 4:11-12
Hoy en día el oficio del Apóstol y del Profeta no está vigente. Considero que en nuestras Iglesias el día de hoy tenemos Pastores, diáconos, maestros, evangelistas. El profeta proclamaba un mensaje de parte del Señor para los creyentes, ellos fueron el fundamento de la Iglesia primitiva. En el caso de los Apóstoles, uno de los requisitos era que tenían que haber visto a Jesucristo resucitado.
Sin importar cuál sea nuestro llamado, lo que debe prevalecer es nuestro grado de intimidad con el Señor, que tanto lo buscamos en oración, en lectura de su Palabra, en buscar ese momento especial a solas con nuestro Padre Celestial.
Elías profeta enviado por Dios, no debía seguir huyendo ni temiendo, no debía de abandonar su ministerio profético por la amenaza de muerte; él debía de continuar, debió confiar en el Poder de Dios, pero estaba asustado, deprimido porque en ese momento había perdido esa intimidad con Dios.
Cuán importante y necesario es tener un estilo de vida que persevera fielmente en la consagración a Dios, en oración y conocimiento de su Palabra, para poder llevar a cabalidad todo aquello que el Señor nos ha mandado a hacer.