1 Timoteo 1:15 “Palabra fiel y digna de ser recibida por todos: que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero”.
Por: David Agustín Pérez Vera
Todos pensemos en la vida del apóstol Pablo, quien, en su transformación, ha corrido en sí mismo, cuál es el fin de la representación de Jesucristo en esta tierra, y no es otra que, la salvación de todos los pecadores, que con corazones arrepentidos vienen delante de Él y reconocen que necesitan de un Salvador y Señor en sus vidas.
En tal sentido, lo que Dios le ha entregado a la humanidad por medio de la Persona del Señor Jesucristo, es la obra de redención a favor de todos y cada uno de los pecadores. Al igual que, el mismo apóstol Pablo, yo me encontraba entre los perdidos de aquellos sobre quienes Dios, con justicia, iba a dejar caer su castigo; era uno de los principales de ellos, era el primero de ellos.
Es cierto que ahora mi culpa ha sido borrada, y por eso, sigue siendo para mí un motivo continuo de humildad y agradecimiento a Dios, por el regalo prometido que me dio por medio de su Hijo Jesús. Creo que esta oportunidad también, está disponible aún para ti, como para muchos en este mundo. Sin Cristo, no hay oportunidad de vivir eternamente delante de Dios Padre. Aprovechemos este tiempo y presentémonos delante de Dios y seamos acreedores de poder decir: “Jesús me salvó”, Shalom.