1 Timoteo 4:7-8 “Desecha las fábulas profanas y de viejas. Ejercítate para la piedad; porque el ejercicio corporal para poco es provechoso, pero la piedad para todo aprovecha, pues tiene promesa de esta vida presente, y de la venidera.”
Por: Ericka Herrera de Avendaño
La disciplina espiritual es esencial para una iglesia que desea perseverar anclada en la fe. En la lectura bíblica de hoy, Pablo exhorta a Timoteo a ejercitarse en la piedad, destacando que esta práctica tiene beneficios tanto para la vida presente como para la venidera.
Así como el ejercicio físico es importante para la salud del cuerpo, el ejercicio espiritual es fundamental para la salud del alma. La piedad, o la devoción a Dios, no se desarrolla de manera automática; requiere esfuerzo y disciplina. La oración, la lectura de la Biblia, el ayuno y la meditación en las Escrituras son prácticas que nos ayudan a crecer en nuestra relación con Dios y a fortalecer nuestra fe.
Pablo advierte a Timoteo que deseche las fábulas profanas y de viejas. En nuestro contexto, esto podría significar alejarnos de distracciones y enseñanzas que no edifican nuestra fe y que fundamentalmente no estén acorde a la Palabra de Dios. La disciplina espiritual implica enfocar nuestras energías en lo que verdaderamente importa: conocer a Dios más profundamente y vivir de acuerdo con sus mandamientos.
El ejercicio espiritual no solo nos beneficia en esta vida al proporcionarnos paz, sabiduría y fortaleza, sino que también tiene promesas para la vida venidera. Una iglesia que persevera anclada en la fe es una comunidad donde la disciplina espiritual es valorada y practicada colectivamente. Alentarnos mutuamente a mantener nuestras disciplinas espirituales nos ayuda a crecer juntos en la fe. Los grupos de estudio bíblico, las reuniones de oración y los tiempos de adoración comunitaria son vitales para nuestro crecimiento espiritual.
Amada iglesia, seamos diligentes en nuestra disciplina espiritual, sabiendo que estos ejercicios nos fortalecen y nos preparan para enfrentar los desafíos de la vida. Al buscar a Dios con devoción, creceremos en nuestra fe y nos convertiremos en un testimonio vivo de su poder y amor transformador.