1 Timoteo 6:18 “Que hagan bien, que sean ricos en buenas obras, dadivosos, generosos.”

Escrito Por: Ericka Herrera de Avendaño.

Este versículo nos recuerda la importancia de utilizar nuestros recursos y habilidades para ser bendición a los demás, mostrando así el amor de Dios en acción. Dios nos ha llamado a ser mayordomos de todo lo que nos ha dado. No se trata de generar riquezas en el mundo, sino de ser ricos en sabiduría de la palabra de Dios. Nuestras acciones deben reflejar la generosidad y el deseo de hacer el bien a aquellos que nos rodean.

El acto de dar no se limita a lo material, sino que abarca todas las áreas de la vida de cada siervo. Podemos dar de nuestro tiempo, talentos y palabras de aliento. La generosidad es una expresión tangible de nuestro amor por los demás y el reflejo del amor ágape de Dios en nosotros. Cuando vivimos una vida de generosidad, experimentamos una profunda satisfacción y alegría. Al dar a los demás, estamos siguiendo el ejemplo de Cristo Jesús, quien dio su vida en la cruz por nosotros. Ser generosos nos permite ser instrumentos en las manos de Dios y marcar la diferencia en el mundo.

Hoy, reflexionemos sobre cómo podemos hacer el bien y ser generosos en nuestras acciones diarias. ¿Estamos dispuestos a compartir nuestras bendiciones con aquellos que nos rodean? ¿Estamos buscando oportunidades para ser herramientas con influencia en la vida de los demás?.

Oremos para que el Espíritu Santo nos guíe en el acto de compartir la palabra de Dios. Oremos para que podamos ser sensibles a las necesidades de los demás y estar dispuestos a ser instrumentos para la obra de Dios. Oremos para que la generosidad sea un reflejo del amor y la gracia de Dios en nosotros.

Que nuestra vida esté llena de la obra misericordiosa y generosa de Dios. Que seamos conocidos por nuestra disposición. Que nuestras acciones hablen más que nuestras palabras y que el amor de Dios sea evidente en todo lo que hacemos, en el nombre de Jesús, amén.