2 Corintios 10:5: “derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo,”
Escrito Por: Jackson Villalobos Duarte
Una de las mayores capacidades que Dios le otorgó al ser humano desde el inicio de la civilización, es la capacidad de pensar, de razonar; a pesar de que el razonamiento del bien y el mal apareció en el ser humano por causa de la desobediencia de Adán y Eva. Dios en su infinita misericordia mantuvo en el hombre la capacidad para pensar; y, gracias a Dios tenemos lo que hoy llamamos leyes, tecnología, arte, arquitectura, etc.
A pesar de que grandes obras fueron hechas por el pensamiento del ser humano, no quiere precisamente decir que todo lo que el hombre piense es bueno, lamentablemente de un mal corazón salen los malos pensamientos (Mt 15:19), y nosotros hoy en día podemos ver las consecuencias de esos malos pensamientos: una sociedad distópica y en caos; vemos como una humanidad apartada en mente y corazón del Señor, produce malos frutos; y aquí vemos el contraste que los pensamientos de Dios, no son los pensamientos de las personas (Isaías 55:8-9).
Dice una frase: “el conocimiento es poder”, pero… ¿Qué sucede cuando este conocimiento no viene de Dios, sino que procede del mundo?, tal conocimiento brinda poder, pero para hacer lo malo ante los ojos de Dios, y por este mismo poder de conocimiento es que la persona es consumida por el orgullo y la altivez, desarrollando una personalidad independiente de la Palabra de Dios, cosa que es completamente destructivo dado el caso que tarde o temprano se pagarán las consecuencias de sus acciones (Proverbios 16:18).
Como cristianos, debemos de guardar integridad en nuestros pensamientos, no dando rienda suelta a pensamientos pecaminosos que solo nos incitan a acciones pecaminosas como dice el versículo 5 de 2da de Corintios 10: “derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo,”.
Dejemos todo vano argumento y conocimiento que se levante en contra de la Palabra de nuestro Dios y cause blasfemia en nuestros cuerpos, y sometamos todo pensamiento a la plenitud de Cristo, dejando de confiar en nuestras habilidades y capacidades y aprendamos a fiarnos de Dios que es Él que otorga el buen conocimiento y la plena sabiduría para tener pensamientos íntegros para una vida abundante (Proverbios 3:5).