2 Corintios 10:5 “destruyendo especulaciones y todo razonamiento altivo que se levanta contra el conocimiento de Dios, y poniendo todo pensamiento en cautiverio a la obediencia de Cristo”.
Por: Daniel Mora Jiménez
Desde siglos antigüos la humanidad se ha visto sumergida en un mundo de interrogantes de los cuales ha buscado la forma de poder resolverlos, esto es evidente en las diversas creencias de las culturas primitivas acerca de dioses que crearon todo lo existente, luego llegamos a un tiempo donde los griegos y sus filosofías ponían al hombre como el centro de todas las cosas, siendo un ser superior y los dioses solo cumplian los deseos de los hombres a base de ofrendas, pero al llegar el mensaje del evangelio de Cristo se produjo gran estremecimiento en la sabiduría humana, pues el mansaje de un Mesías crucificado era considerado como locura.
Así como el mundo levanta razonamientos con apariencia de sabiduría, pero que ante Dios son las cosas más absurdas, de la misma forma nuestra mente se puede levantar en contra de la sabiduría de Dios; una de las formas es cuando no aceptamos la voluntad de Dios y pretendemos hacer las cosas a nuestra manera, por ello la Biblia nos exhorta a no “ser sabios en nuestra propia opinión”, el mundo nos enseña a que soñemos en grande y luchemos por ello, pero su Palabra nos enseña que aunque tengamos muchos planes en la vida, la palabra final la tiene Dios, puesto que sus planes son mejores que los nuestros, por otro lado vemos en el libro de Santiago que se nos exhorta a no ser soberbios creyendo que tenemos el control de lo que haremos el día de mañana, sino al contrario debemos decir “si el Señor quiere viviremos y haremos aquello”.
En conclusión, seamos obedientes a la voluntad de Dios puesto que nuestra soberbia nos arrastrará al error y al fracaso, Dios ama y está cerca a los humildes de pensamiento, aquellos que se someten a Él con gozo y se humillan ante su poderosa mano, pues ellos serán exaltados por Dios en su debido tiempo.