2 Corintios 12:9, Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad.
Escrito Por: Dayse Villegas Zambrano
Pero hay algo que no deja descansar al ser humano. El orgullo, la autoexaltación. El deseo de tener el primer lugar, ser reconocidos, ser aplaudidos y aún obedecidos. Trabajamos en exceso y con ansiedad, peleamos, envidiamos, odiamos. Vivimos con el alma turbada.
Asimismo, hay algo especial con el poder de Dios. Es un poder que descansa y que hace descansar. En 2 Corintios 12:9 leemos: “Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo”.
El poder de Dios en la vida del hombre y de la mujer no se impone, no oprime, no pesa. Al contrario, este verso nos trae la idea de reposo. Al fin el alma deja su constante lucha por poder y control y se detiene ante Cristo, y deposita a Sus pies su carga. El poder de Cristo levanta un tabernáculo sobre nosotros para que podamos morar reposadamente con él (Mateo 11:29).
Ese poder es suficiente para usted. Para mantenerlo contento en cualquier circunstancia. Para capacitarlo a cumplir su misión en esta vida. Para ayudarlo a descansar confiado.