2 Corintios 1:4 “El cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación, por medio de la consolación con que nosotros somos consolados por Dios”.
Por: Ps. David Agustín Pérez Vera
Amados hermanos y amigos, hoy recordamos nuevamente la palabra griega “consuelo” que es Parakletos y significa “quien viene al lado de uno para ayudar”. La vida del apóstol Pablo demuestra cómo el Espíritu Santo, que vive en los hijos de Dios, nos fortalece y apoya en tiempos difíciles, aun antes de pedir ayuda ¡¡¡Gloria a Dios!!!
En un contexto muy común, muchas personas que no tienen a Cristo Jesús en sus vidas viven de acuerdo a su propia voluntad y, por consiguiente, terminan en dificultades. Piensan que están sufriendo injustamente, y no buscan su consuelo en Cristo sino en la aprobación de la gente, y si no obtienen su aprobación, les guardan rencor. Tales personas nunca podrán llegar a tener el mismo sentir y buenos pensamientos entre ellos.
En tal sentido, si hubieran aceptado a Jesucristo como su Salvador y seguido sus pasos, habrían encontrado su consuelo en Él y habrían perdonado como Cristo los ha perdonado. 1 Pedro 2:21-23“Pues para esto fuisteis llamados; porque también Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para que sigáis sus pisadas; quien cuando le maldecían, no respondía con maldición; cuando padecía, no amenazaba, sino encomendaba la causa al que juzga justamente”. Todos los que tienen su consuelo en Cristo se convertirán en personas con el mismo sentir y tendrán los mismos pensamientos en una perfecta unidad.
El consuelo recibido del Eterno nos capacita para consolar a quienes lo necesitan. Eso es lo más importante que debemos destacar. Es algo maravilloso lo que tenemos en Dios, quien nos puede consolar en todas nuestras aflicciones. Una cosa es tener consuelo cuando está el sol irradiando y todo parece ir bien, y cuando alguien nos alienta y estimula; pero cuando realmente necesitamos consuelo, es en los momentos de tristeza o cuando tenemos dificultades y problemas.
Como lo manifestamos al comienzo, la Palabra de Dios nos da ejemplo a través de la vida del apóstol Pablo, quién experimentó esa clase de consuelo cuando se enfrentó con aflicciones y dificultades. Necesitamos tener la seguridad de la presencia de Dios, en todas las circunstancias que atravesemos. Cuando tenemos mayor necesidad, es cuando sentimos la soledad en las horas de desesperación. La prueba de todo cristiano está en la forma en que vive, en todo tiempo debe recordar la promesa de nuestro Salvador, que estará con nosotros todos los días hasta el fin del mundo, es decir, nunca nos abandonará.
Oh Padre Eterno, en el nombre de Jesús te pedimos que ayudes y consueles a todos los que están pasando dificultades, enfermedades o los que están sufriendo, te lo pedimos con fe sabiendo que tú oyes el clamor de tus hijos, Shalom.