2 Corintios 4:15 “Porque todas las cosas son para vosotros, para que la gracia, multiplicándose por medio de muchos, cause acción de gracias para gloria de Dios”.
Por: Marianella Layana de Jácome
Dios recibe la máxima gloria cuando las vidas son transformadas por Su poder. Cuando una persona es liberada del dominio del pecado y de Satanás, Dios es exaltado. La salvación no solo cambia al individuo, sino que también llena el cielo y la tierra de acción de gracias y alabanzas al Señor.
Cada vez que alguien reconoce a Cristo como Salvador, hay fiesta en el Cielo, la prisión del pecado se abre y la libertad verdadera llega. Por eso, como seguidores de Jesús, tenemos el privilegio y la responsabilidad de llevar a otros a Él. Compartir el Evangelio es ser instrumentos de esa liberación y gloria a Dios. Cuantas más personas se acerquen a Cristo, más grande será la exaltación a Él.
Esta es una invitación a no guardar para nosotros ese maravilloso mensaje, sino a ser luz y sal para quienes aún viven en oscuridad. Este versículo nos recuerda una verdad profunda: Todo lo que Dios hace en nuestra vida no es solo para nuestro beneficio, sino para un propósito mayor para que su gracia se multiplique en muchas personas y, a través de eso, Él sea glorificado.
Al recibir su amor y perdón, somos llamados a compartir esa gracia con otros. Es así como esa bendición crece y se extiende. Cuando muchas personas experimentan la bondad, el perdón y el poder de Dios, es cuando se levantan voces de acción de gracias, y Dios es plenamente glorificado.