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2 Corintios 8:12 “Porque si primero hay la voluntad dispuesta, será acepta según lo que uno tiene, no según lo que no tiene”.

Escrito Por: Jenny Flores de Villavicencio

Cuando damos de buena voluntad de lo que ha nacido en nuestro corazón, porque el dar es algo que solo se mide por la intención del corazón, solo allí es posible discernir la verdad del porque se hace algo, de manera que Pablo les menciona que dar no depende de lo que tenemos, pues Dios acepta lo que damos porque él no espera que demos de aquello que no tenemos, sino de lo que si podemos dar y nace en nuestro interior para dar.

Y dijo en verdad os digo que está viuda echo más que todos, porque todos echaron para las ofrendas de Dios, de lo que le sobra, más está, de su pobreza echo todo el sustento que tenía (Lucas 21:3-4). La viuda dio de su abundancia, pero lo hizo con voluntad. Esa es la actitud que debemos tener cuando frente al altar pasamos a dejar nuestras ofrendas, con una mente dispuesta, un corazón rebosante de gozo y una voluntad rendida en obediencia a Dios.

Nuestro servicio debe ser siempre así, con una voluntad sincera y de una manera consagrada al Señor sin reservarnos lo que tenemos, pues todo lo que ha llegado a nuestras manos no es por el mero esfuerzo propio, sino la bendición de Dios, que ha tocado nuestra puerta y ha llenado nuestro hogar con provisión de cuanto haga falta.

Cuando el cristiano se propone lo que es bueno, y se esfuerza según su capacidad para realizar, Dios no rechaza, sino que se agrada de su acción, pues el valor de la ofrenda no determina la cantidad, sino el espíritu con el que se da.

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