2 Corintios 8:15 “Como está escrito: El que recogió mucho, no tuvo más, y el que poco, no tuvo menos”.
Escrito Por: Jenny Flores de Villavicencio
Cuando aprendemos lo que es la dependencia de Dios, no hay dudas en nuestro corazón ni temor a la escasez, entendemos que nuestra prosperidad no es el resultado de él mucho esfuerzo, si no la gracia de Dios, derramada en nuestras vidas.
Éxodo 16:18 es el versículo que Pablo toma para revelar el corazón de la escritura para que así como Dios dio una porción igual de maná a todos los israelitas en medio del desierto, pudiesen juntar mucho o poco, así nosotros deberíamos promover la igualdad por medio del desprendimiento de todo ego que quiera reclamar como suyo algo que solo ha recibido por gracia.
Esto no solo se trata de lo material o lo tangible, también en lo espiritual debemos esforzarnos por compartir la palabra de Dios, hay quiénes están pasando por un desierto de aflicción en sus vidas, y necesitan ese pan celestial del cual nos habla Jesús: Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás, (Juan 6:35).
Así como para los israelitas el maná llegaba todos los días, y era justo lo que necesitaban, así Jesucristo se compara con el maná, que Él es el pan nuestro de cada día, y tal como el cuerpo necesita nutrición y alimento para mantener su fortaleza, de igual modo el alma necesita ese alimento espiritual que satisface la necesidad eterna. Comparte el alimento espiritual con tus amigos, con tu familia, y en tu lugar de trabajo, para que puedan conocer la verdad y experimentar el amor de Dios.