2 Crónicas 7:16 “Porque ahora he elegido y santificado esta casa, para que esté en ella mi nombre para siempre; y mis ojos y mi corazón estarán ahí para siempre”.
Escrito Por: Ps. David Pérez Vera
El texto bíblico de hoy nos invita a reflexionar sobre la presencia de Dios en nuestras vidas. Al igual que el tabernáculo del Antiguo Testamento, nuestras vidas fueron diseñadas para que habite la presencia de Dios, para un propósito sagrado y de orden divino. Sin embargo, lamentablemente a menudo permitimos que el pecado y la mundanalidad distorsionen nuestras vidas y nos alejen de su presencia.
La presencia de Dios está disponible para nosotros y Él nos está llamando porque nos anhela. Respondamos a ese llamado con arrepentimiento, humildad y un compromiso firme y fiel a consagrar nuestras vidas a Dios.
Preguntémonos con mucha sinceridad y objetividad ¿Cómo podemos aplicar este texto bíblico a nuestras vidas hoy? Podríamos comenzar por mirar nuestras vidas, que es el templo donde la presencia de Dios habita. 1 Corintios 6:19 “¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros?”. Asimismo, debemos considerar el llamado y la santificación como una convocatoria a la pureza moral y espiritual. Esto significa que debemos vivir en santidad y búsqueda de la presencia de Dios en nuestras vidas. Colosenses 3:1-3 “Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. 2 Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra. 3 Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios”.
Es muy confortador saber que Dios llama y santifica aquellos lugares y personas a los que quiere llamar suyos. En cualquier lugar donde se sienta la presencia de Dios hay santificación, pureza, amor y paz. Es transcendental mantener este nivel de conciencia en nuestras vidas, para que podamos vivir en comunión con el Señor y llevar las buenas nuevas noticias a los demás que aún no le conocen, y así ellos también puedan experimentar la presencia del Dios Todopoderoso. Consideremos, que la visión de la presencia de Dios en nuestras vidas, nos llama a una profunda reflexión y consagración a su servicio, generando en nuestras vidas, la concepción de que, somos un lugar donde la presencia de Dios habita y por lo tanto debemos buscar la santidad y la pureza constantemente, Shalom.