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2 Tesalonicenses 1:10 “Cuando venga en aquel día para ser glorificado en sus santos y ser admirado en todos los que creyeron (por cuanto nuestro testimonio ha sido creído entre vosotros)”.

Escrito Por: Ps. David Pérez Vera

En la lectura de hoy encontramos, la palabra día, la misma que quiero compartirte con su significado en el marco de la Real Academia de la Lengua Española. “El Día es una unidad de tiempo no adscrita al compendio de unidades pertenecientes al sistema internacional que describe el tiempo transcurrido desde que la tierra rota en su propio eje totalmente. Claro está, los antiguos estudios de astronomías que realizaron los filósofos y notables griegos, dieron cuenta de este concepto gracias a la posición de las estrellas y el sol, ellos descubrieron que el sol se mueve en una trayectoria perfectamente alrededor de la tierra, marcando una traza en el horizonte, cuando se oculta este, da paso a una oscuridad sideral en la que se observan las estrellas y cualquier ente que emita luz en el universo”.

Pero ahora quiero llamar tu atención, con un día muy especial, y es el día “cuando Cristo venga a ser glorificado en sus santos”, teniendo presente en nuestra convicción que, ese día llegará. Así como la gracia de Dios es glorificada de manera peculiar al salvar a los pecadores y convertirlos en santos, este poder de la gracia se manifestará particularmente en el gran día, cuando incontables millones aparecerán ante Él, todos aquellos que han sido lavadas sus vestiduras y las han emblanquecido en la Sangre del Cordero.

Ese día tiene una connotación importante, porque se hizo, “para que Cristo sea admirado en medio y por cuenta de todos los que creen”. Por mucho que los verdaderos creyentes admiremos las perfecciones del Redentor de la humanidad, y por mucho que nos asombremos de su asombrosa condescendencia al hacerse hombre y morir por los pecados del mundo, todo nuestro asombro y asombro presente será como nada comparado con lo que sentiremos cuando lleguemos a verlo en toda Su Gloria, la Gloria que tuvo con el Padre antes que el mundo existiera. Es esto precisamente lo que nos dice las Escrituras en 1 Juan 3:2 “Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es”.

Finalmente, así como los hermanos Tesalonicenses habían dado crédito a lo que los apóstoles habían dicho y escrito, no solo acerca de Jesucristo en general, sino acerca del día del juicio en particular. Así, tu y yo en este día, tengamos por convicción que “el día va a venir, cuando Cristo sea glorificado y maravillado por los que hemos creído al testimonio de poder y amor manifestado en la Palabra viva y eficaz”. Preparémonos amados hermanos y amigos para ese gran día en santidad y consagración. 

Shalom, Cristo viene pronto.

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