2 Tesalonicenses 1:11 ”Por lo cual asimismo oramos siempre por vosotros, para que nuestro Dios os tenga por dignos de su llamamiento, y cumpla todo propósito de bondad y toda obra de fe con su poder”.
Por: Nelly Jácome de Pérez
Puesto que los cristianos tesalonicenses estaban en medio de la persecución y la tribulación, ellos necesitaban oración. Aquí, Pablo les aseguró que él y los demás hermanos oraban siempre por ellos.
Ora para que el favor de Dios descanse sobre ellos. Para que los considere dignos. Sentimos que todos somos indignos, indignos de su gracia y presencia. No somos dignos de que él, el Bendito Señor, entre bajo nuestro techo, en nuestro corazón. Pero a quien ama, a los que hace dignos de su amor, los considera dignos, aunque en sí mismos no lo son; Su gracia los hace dignos en Cristo. El los llama; ellos por gracia obedecen el llamado. Los llama cada vez más alto, más cerca de sí mismo, hasta que alcanzan al final el premio de la alta vocación.
Cuando oramos por alguien no lo hacemos para que cambie según nuestras expectativas, sino que debemos orar para que Dios les halle dignos de su llamamiento, y para que sean perfeccionados por Dios dispuestos al bien y obrar conforme a la fe. Dios da a cada hijo suyo un llamado, a fin de que Él se vea glorificado en su vida. Es necesario que oremos para que nos muestre las formas de poder cumplir con ese llamado.
Vivimos dignos de su llamado cuando vivimos con la voluntad de su bondad y tocamos vidas con esa bondad. Vivimos dignos de su llamado cuando cumplimos la obra de fe con su poder, creyendo en Jesús. Vivimos dignos de su llamado cuando el nombre de Jesucristo y su carácter es glorificado en nuestras vidas. Vivimos dignos de su llamado cuando yo mengue y el crezca, ya que Él es nuestra única fuente de gloria y exaltación, Maranatha ¡Cristo viene pronto!.