2 Timoteo 3:16-17 “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra”.
Escrito Por: Nelly Jácome de Pérez El Todopoderoso se revela por medio de su Palabra, su inspiración divinamente perfecta, desde el Génesis hasta el Apocalipsis. Él nos dice que ella es útil para enseñar, redargüir, corregir y prepararnos para lo que enfrentaremos en la vida, día a día. Ningún otro libro tiene tanto valor en la vida. El Antiguo Testamento nos da a conocer la naturaleza, la voluntad y el poder de Dios; a través de sus páginas se sienta las bases para que podamos comprender la santidad del Señor, y revela la urgente necesidad que tiene la humanidad de un Salvador.
El Nuevo Testamento declara que Jesús por su sacrificio, se convirtió en nuestro “camino” al Padre (Juan 14:6). Sus escritos explican por qué debemos tener fe en Cristo para salvación, cómo vivir como hijos de Dios, y qué podemos esperar en esta vida y después de la muerte. La Palabra de Dios es una espada que nos prepara para la batalla de la vida, pues revela que tenemos un enemigo real que quiere destruirnos, Satanás. Pero el poder de Dios es más grande (1 Juan 4:4).
Puesto que libramos una guerra, vistámonos con la armadura de Dios (Efesios 6:10-18), para permanecer firmes y como hijos de Dios resistir las tentaciones, las mentiras y las decisiones que enfrentaremos cada día. La Palabra debe emocionarnos, porque es la única esperanza para la humanidad, y la sola enseñanza que conduce a la victoria, tanto en la vida como después de la muerte.
La Biblia advirtió que muchas personas rechazarían la verdad, y un vistazo a nuestra sociedad demuestra que es así. No caiga usted en la misma trampa.
Medite cada día en las Sagradas Escrituras, y pídale a Dios que le hable. La vida sin la verdad de Él está destinada al fracaso. Padre celestial, gracias por dejarnos tu instrucción que pueda buscarla, meditarla, amarla, pero sobre todo obedecerla, para vivir con eterno gozo, Amén.