Malaquías 3:10 “Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde”.

Escrito Por: Jenny Flores de Villavicencio.

Malaquías instó al pueblo de Dios a que entregara sus diezmos y que dejara de quedarse con lo que pertenece a Dios. Todo lo que tenemos proviene de Dios; así que cuando no queremos regresarle a Él la parte que le corresponde, le robamos. ¿Quiere quedarse egoístamente con el ciento por ciento de lo que se le ha dado, o está dispuesto a entregar la décima parte para el progreso del Reino de Dios?

No olvide que su desobediencia al mandato de Dios de dar el diezmo de sus ingresos, solo traerá a su vida escasez. Quizá hasta hoy, pudo haber tenido miedo de perder todo por lo que habían trabajado tanto, pero recuerde la promesa del Señor “¡Dad y se os dará!” (Lucas 6:38).

Cuando damos, debemos recordar que las bendiciones que Dios promete no siempre son materiales y quizá no las experimentemos aquí en la tierra, pero con seguridad las recibiremos en nuestra vida futura con Él, en la eternidad.

Practique en dar las primicias para el uso de Dios, es decir que siempre dé, la primera y mejor porción de la cosecha. Hay quienes le dan a Dios las sobras o con actitud arrogante, más usted si da algo, hágalo con una actitud sincera que sea de agrado, ante los de ojos de Dios. Es mejor dar a Dios la primera parte de nuestras entradas. Esto demuestra que es Dios, quien tiene la preeminencia en nuestras vidas y no las posesiones, de esta manera afirmamos que nuestros recursos pertenecen a Él (solo somos administradores de los recursos de Dios).

Dar primero a Dios nos ayuda a conquistar la ambición y cuando administramos debidamente los recursos de Dios Él nos abre la puerta para recibir sus bendiciones especiales y abundantes.