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Efesios 6:18 “Orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos”.

Escrito Por: Nelly Jácome de Pérez

La oración intercesora ciñe, cerca, encierra, envuelve, establece, construye, levanta, asienta o edifica una pared espiritual alrededor de: naciones, ciudades, pueblos, matrimonios, gobiernos, finanzas, hogares, hijos, familias enteras, etcétera. En efesios 6:18 se demanda hacer un vallado. Cuando tenemos un vallado o un cerco resquebrajado, esto es una puerta abierta para que el enemigo de nuestras almas entre y destruya. Es por ello que debemos levantar y ajustar un vallado fuerte a través de la oración.

Dios nos está expresando que solicita a alguien que dé a luz sus planes y propósitos en la tierra. Él persigue sanar, salvar y traer un avivamiento a la tierra. Dios desea restituir las familias; pero falta que un hombre de Dios se deje usar para concebir todo esto. Uno de los hermosísimos propósitos por lo que Dios creó a la humanidad, fue para llevar a cabo su voluntad en la tierra. Dios no está atraído en nuestra habilidad, capacidad, intelecto, dones o talentos, sino en nuestra disponibilidad y un corazón fiel para escuchar y obedecer su voz.

La oración debe ser en todo tiempo, la oración veraz, perseverante y con empeño, que se siente en el corazón, es la oración que se hace en el espíritu. La palabra clave aquí es en todo tiempo, esto significa que no es una oración que se hace de vez en cuando, sino continuamente. La constancia es una de las claves para lograr una intercesión eficaz.

En su diario caminar mientras tiene vida, está orando y suplicando en el Espíritu, perseverando y suplicando por todos los santos. Recuerde que cuando los cristianos oran, algunos que están sanos hoy día, podrían estar enfermos. Algunos que están vivos, podrían estar muertos, y almas que son salvas hoy, podrían estar perdidas. Y las puertas de la oportunidad se abren, cuándo podrían estar cerradas. Con la oración, muchísimas cosas son posibles. Y muchas más serían posibles, si oráramos más. Santiago 4:2 dice: “No tienes lo que deseas, porque no pides”, Amén.

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