2 Timoteo 2:3 “Tú, pues, sufre penalidades como buen soldado de Jesucristo”.
Escrito Por: Dayse Villegas Zambrano
En los seis primeros versos de este capítulo, Pablo enseña a Timoteo algunos principios sobre la necesidad de soportar las penalidades de esta vida con dignidad, tal como Jesús. En el versículo uno empieza diciendo: “Esfuérzate en la gracia”, es decir: No te lamentes por lo que no tienes; haz lo mejor que puedas con lo que ya tienes. No dice que nos esforcemos por adquirir algo de este mundo o de esta vida, sino que nos esforcemos en todo lo bueno que hemos recibido de Dios.
En el segundo versículo dice, básicamente: Comparte el trabajo. Rodéate de gente fiel, gente idónea, gente que quiera y pueda enseñar a otros acerca del reino de Dios. La carga es siempre mucho más llevadera cuando estamos rodeados de gente que comparte nuestra fe y nuestro propósito.
Verso tres: “Sufre penalidades como buen soldado de Jesucristo”. Un rasgo del sufrimiento es que nos hace creer que solo nosotros estamos padeciendo. Olvidamos que Jesús no es un Dios insensible ni una celebridad disfrutando en un resort turístico mientras ve por una pantalla cómo trabajamos, sino que él está con nosotros y en nosotros, obrando en medio de nosotros. Teniendo tanto la naturaleza de Dios como la de hombre, es completamente capaz de sentir como nosotros, y al amarnos más que a su condición divina, participa de nuestros sufrimientos (Hebreos 4:15, Filipenses 2:6).
Siguiente: No te enredes en los negocios de la vida. Enfócate en los negocios del Padre (Lucas 2:49). Ten disponibilidad para el Señor, porque en él está la vida (Juan 1:4). No te aferres a nada a tal punto que cuando el Señor te llame, tú no tengas ni una mano libre para levantar a su servicio, y tengas que decirle: No puedo.
Versos cinco y seis: No hagas trampa, no hay salida fácil al sufrimiento, no hay palancas ni apadrinamientos. Es un proceso, no es eterno. Sé íntegro aun en los días más duros. Lucha y trabaja legítimamente si quieres recibir tu corona eterna y participar de los frutos eternos. Este es el estilo de vida del cristiano que Pablo quería enseñarle a Timoteo. Es un modelo de vida para usted también. ¿No sabe por dónde empezar? Vea lo que Dios ha puesto en sus manos. Mire a los que están a su alrededor. ¡Mire a Jesús! Y esfuércese en la gracia.