Hechos 3:12 Viendo esto Pedro, respondió al pueblo: Varones israelitas, ¿por qué os maravilláis de esto? ¿o por qué ponéis los ojos en nosotros, como si por nuestro poder o piedad hubiésemos hecho andar a éste?.
Escrito Por: Dayse Villegas Zambrano
Pueblo de Israel —dijo—, ¿qué hay de sorprendente en esto? ¿Y por qué nos quedan viendo como si hubiéramos hecho caminar a este hombre con nuestro propio poder o nuestra propia rectitud?.
En apenas el tercer capítulo de los Hechos, tras haber recibido el Espíritu Santo, Pedro y Juan sanan a un hombre imposibilitado de caminar, y él los sigue hasta el interior del templo, saltando y alabando a Dios. Ellos canalizaron el milagro, pero él entendió de quién venia el poder.
No todos captaron esto. La gente, maravillada, los persiguió hasta el Pórtico de Salomón para verlos. En Hechos 3:13, Pedro disipa las dudas: “¿Por qué se asombran? El Dios de todos nuestros antepasados dio gloria a su siervo Jesús al hacer este milagro”.
El poder de Dios en el creyente debe ser siempre atribuido a la persona correcta. Si la gente se maravilla de nosotros, como emisarios, es nuestro deber hacernos a un lado y apuntar a Cristo. ¿Qué milagros ha obrado y está obrando Dios ahora en su vida? Dé a Él la gloria, y sea específico: diga siempre que Dios ha glorificado a Cristo en su vida, y verá cómo mucha gente dejará de mirarlo a usted para mirar a Cristo, y como los oyentes de Pedro, muchos creerán a su mensaje (Hechos 4:4).