Salmos 43:2 “Pues que tú eres el Dios de mi fortaleza, ¿por qué me has desechado? ¿Por qué andaré enlutado por la opresión del enemigo?”.
Escrito Por: Dayse Villegas Zambrano
Hay una pregunta al fondo de todas nuestras angustias. ¿Por qué? Nuestra mente lo completa así: ¿Por qué a mí? ¿Por qué solo me pasan cosas malas? ¿Por qué Dios no me responde?.
En el salmo 43, el poeta se hace preguntas aún más importantes. Si Dios es mi fortaleza, ¿por qué estoy viviendo como si él me hubiese rechazado? Si Dios es mi fortaleza, ¿por qué tengo que vivir triste por la opresión del enemigo?.
No es Dios quien tiene que volverse hacia nosotros, como si él alguna vez hubiese sido infiel. ¡Somos nosotros los que tenemos que volvernos a Dios! Deberíamos, como los girasoles, entender esa dinámica, y que nuestros rostros se vuelvan al paso de Dios, porque de eso depende la clase de vida que llevaremos. Esa es la respuesta a nuestras angustias. Las pruebas no están para que vivamos de duelo; existen para que nosotros podamos acercarnos más a Él.
La segunda pregunta es especialmente importante. Usted no tiene por qué vivir de luto solo porque tiene enemigos que traten de oprimirlo. Usted tiene derecho a vivir con gozo. Dios el Señor es su fortaleza. Levante su cabeza ahora mismo. Mire a lo alto. Allá está la fuente de su poder. Él no lo ha desechado.