Romanos 12:1
Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional.

Escrito Por: Dayse Villegas Zambrano

El capítulo 12 de Romanos ha sido titulado ‘Deberes cristianos’, y al leerlo nos hacemos una idea de todas las áreas de nuestra vida en las que necesitamos crecer para ser cristianos maduros, ese estado que queremos alcanzar. 

Nos imaginamos que un cristiano maduro es sereno, confiado, poderoso y sabio, no se enoja fácilmente, entiende las verdades de la palabra y puede compartirlas con otros. Eso está bien, pero hay mucho más. Esto es exhaustivo. 

Si vamos en orden, Pablo empieza diciendo que es esencial que un creyente vaya entero a la experiencia de la vida cristiana. Menciona el cuerpo para que entendamos que esto es en serio. Que no es una experiencia mística que ocurre en un plano simbólico, y que mientras cumplamos con un ritual o con unos símbolos, podemos vivir el resto del tiempo de cualquier manera. 

El cristiano ha de ser  honesto, transparente, íntegro en su búsqueda de Dios. No se guarda cosas para manejarlas por su cuenta. Al presentarse ante Dios, va como quien lleva su propio cuerpo en sacrificio, pero no un sacrificio de muerte, como en la antigüedad, sino un sacrificio vivo. Tal vez va cansado, tal vez va enfermo, tal vez va con problemas, pero va de corazón. El cristiano elige vivir para Dios, porque Dios lo ha elegido para vida. 

Esto es tener un culto racional, iluminado por el conocimiento de Jesús, en el que hemos entendido que él tomó nuestro lugar una vez y para siempre, y que eso no significa que nos dio inmunidad para hacer nuestra voluntad, sino que nos dio el poder de hacer la voluntad del Padre, con nuestro cuerpo, alma y espíritu, como hizo él.