Romanos 12:20
Si tu enemigo tuviere hambre, dale de comer; si tuviere sed, dale de beber.
Escrito Por: Dayse Villegas Zambrano
El amor al enemigo trae crecimiento. No se salte este devocional. Esta es una recomendación muy directa. Recuerde que el pasaje se titula ‘Deberes cristianos’. Tenga siempre abierta la posibilidad de servir a sus enemigos cuando estén en necesidad.
El texto completo sigue así: Pues haciendo esto, ascuas de fuego amontonarás sobre su cabeza.
No se imagine carbones encendidos sobre la cabeza de nadie. O hágalo, pero con una explicación distinta. Estamos en el primer siglo en Oriente Medio, y nos han enseñado Proverbios 25:21-22: Si el que te aborrece tuviere hambre, dale de comer pan, y si tuviere sed, dale de beber agua; porque ascuas amontonarás sobre su cabeza, y Jehová te lo pagará. Esa es la referencia completa.
Las ascuas de fuego a nosotros nos suenan amenazantes, pero en un tiempo en que no hay electricidad o gas en las casas, ellas suenan a combustible para cocinar y calentarse, tan necesario como el pan y el agua. En la antigüedad, la gente se calentaba con fuego. Cuando el fuego se apagaba en medio de la noche, tenían que salir a buscar a un vecino para poder reavivar la llama. Se llevaban los carbones en un recipiente, sobre la cabeza.
El proverbio alienta al justo a dar a su enemigo lo necesario para no pasar hambre ni frío, y le promete que Jehová pagará.
Ahora lea de nuevo: No os venguéis vosotros mismos, amados míos, sino dejad lugar a la ira de Dios; porque escrito está: Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor (Romanos 12:19).
A veces estamos tan enfocados en que Dios les pague (léase castigue) a los que nos han ofendido, que olvidamos que hay algo mejor: esperar que él nos dé recompensa por devolver bien a los que nos han hecho mal. Deje la venganza a Dios y no se preocupe más por eso. Concéntrese en hacer el bien.