Juan 13:33-35 “Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros. En esto conocerán que sois mis discípulos: en que tenéis amor unos con otros”.
Escrito Por: Marianella Layana de Jácome
Amamos a nuestras familias, nuestros amigos, nuestros hermanos de la iglesia. Muchas veces sentir este amor es fácil. Pero el mandamiento que Jesús nos da va mucho más allá. Jesús dice: “que se amen como yo los he amado.”
El amor de Jesús incluye a todos, Jesús ama a sus enemigos, a sus perseguidores, a sus verdugos, así como ama a sus discípulos, a sus amigos.
Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os odian y orad por los que os ultrajan y os persiguen, para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos” (Mt 5:43-45).
Amar no es tan sencillo, porque va más allá del amor que tenemos por nuestra familia y por los que nos hacen el bien.
Sigamos ese hermoso ejemplo de Cristo, quien amó y ama abundantemente sin límites, sin excepciones, sin excluir a ninguna persona, aun cuando nos parezca que no se lo merecen.
Esto es “gracia.” Gracia es amor dado gratuitamente. Si hemos experimentado el amor de Dios debemos seguir creciendo en el conocimiento de ese amor. El crecimiento en amor nos lleva al crecimiento espiritual.
Amar como Cristo ama, es lo que nos va a marcar, lo que nos va a diferenciar en esta sociedad perdida, vacía, egoísta llena de violencia, el amor es lo que nos identificará como sus Hijos.
Este es el plan de Dios para su iglesia, para su pueblo. Que el amor en nuestra vida nos defina como propiedad de Dios.