Mateo 26:41 “Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil”.

Escrito Por: Jenny Flores de Villavicencio

Cuando Jesús dijo a sus discípulos que debían velar y orar, les anunciaba las tentaciones que muy pronto enfrentaría por lo que debían estar alerta   y en oración constante para que pudiesen  resistir  y estar firmes.

Exactamente es el mismo mensaje para usted, para mí en este tiempo, velen y oren, estén atentos, en todo tiempo. El término “velar” viene del latín vigilare (vigilar), derivado de vigil (guardián nocturno), persona que vigilaba atentamente para que nadie pudiese atacar el campamento o la ciudad mientras sus habitantes dormían. 

Imaginémonos la responsabilidad que tenían los centinelas, sabiendo que el enemigo podía estar oculto en la oscuridad de la noche, planeando un ataque secreto. Tenían que estar atentos a cualquier ruido extraño, o movimiento imprevisto. Debían, además, tener su espada y su antorcha a mano, para estar listos si debían entrar en combate si fuere necesario. Ese es el nivel de atención que somos llamados a tener, como hijos de Dios.

Está batalla es constante, pero Dios nos ha provisto de un arma eficaz: Su Palabra, como dice el salmista: “Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino (Salmo 119:105)”.

Tenemos un enemigo que jamás descansa y constantemente intenta, poner distractores, que nos alejen del propósito para el cual estamos aquí. Pidamos la sabiduría que viene de Dios, nada podemos hacer en nuestras fuerzas, pero en Cristo somos más que vencedores, su Palabra, la oración constante y una actitud vigilante será de gran ayuda para discernir cada situación de forma clara, a fin de salir triunfantes. Preparemos nuestro corazón en este día para dejarnos guiar por Él y poder recibir sabiduría sobre los pasos que tenemos que dar.