Deuteronomio 6:6-7 “Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes”.
Escrito Por: Nelly Jácome de Pérez
El padre tenía un rol clave en la familia hebrea y la unidad familiar se constituía en torno a él. Por ejemplo, la descendencia se determinaba por la “casa paterna”. Los miembros de la familia recibían todo del padre, incluso las bendiciones, a través de las cuales el padre transmitía a sus hijos: capacidad y valor interior que se manifestaba en su manera de ser y en las obras que realizaba.
La existencia familiar suponía el apoyo entre sus miembros, que implicaba responsabilidad común por la vida familiar. Siendo el padre un personaje importante de la vida familiar. Él era el primer responsable de su conservación y le correspondía protegerla frente a cualquier obstáculo que amenazara su plena y normal función. Los mandamientos del Señor son el camino de la vida y del bienestar: “Para que disfrutes de larga vida en la tierra que fluye leche y miel” (Deuteronomio 6:3 NVI), son los valores espirituales que se enseñarán de generación en generación, como articuladores de una comunidad que se rige por los principios de igualdad y amor.
Los padres deben llenar sus corazones y sus mentes con la palabra de Dios para luego enseñarla a sus hijos. Su ejemplo amoroso y constante viviendo de acuerdo con los mandatos de Dios los inspirará y bendecirá. La familia que ama a Dios comparte de forma natural lo que Dios hace en su diario vivir y cómo él interviene en los problemas del día a día. Padre Celestial, oramos por padres fieles a Dios y comprometidos a instruir a sus hijos, con su ejemplo y la Palabra de Dios, en el nombre de Jesús, amén.