1 Samuel 2:26 “Y el joven Samuel iba creciendo, y era acepto delante de Dios y delante de los hombres”.

Escrito Por: Ps. David Pérez Vera 

La Palabra de Dios nos dice muy poco sobre la infancia de sus siervos santos. No sabemos nada de los primeros días de Abraham, o de la vida infantil de Moisés, David, Pedro y Pablo. Incluso de nuestro Señor Jesús solo se da una imagen hermosa de sus brillantes días de juventud. 

La única excepción que hace la Biblia es el caso de Samuel. El relato de sus primeros años de vida es realmente lo único que contienen las páginas sagradas. Es la historia del crecimiento de un niño, de su educación, de sus primeras oraciones y comienzos religiosos, de la formación de un niño en un hombre de Dios, bajo toda norma y precepto que Dios nos da. Hoy podemos observar la vida de Samuel, que nos enseña que sí es posible caminar delante de Dios creciendo espiritualmente, a pesar de encontrarse en una sociedad alejada de Dios, rodeada de ambientes hostiles, sin valores o simplemente llenos de deseos y pasiones bajas. 

En tal sentido, Samuel crecía y su conducta agradaba tanto al Señor como a los hombres. Él había sido dedicado a Dios y estaba respaldado por la preocupación y las oraciones de su madre. Por tanto, el Eterno iba a utilizarle en su obra. Para ello la Palabra nos dice en Proverbios 3:3 “Nunca se aparten de ti la misericordia y la verdad; Átalas a tu cuello, Escríbelas en la tabla de tu corazón”; era el resultado directo del acatamiento a la ley de Dios. Las Sagradas Escrituras nos da un panorama maravilloso, cuya lectura de vida testimonial nos presentan a Samuel y a Jesucristo, como creciendo en gracia para con Dios y los hombres. 

Una de los aspectos más hermosos que Dios ha creado es el crecimiento y el mundo está lleno de Él. Dios no hizo a Samuel como profeta de una vez, sino a un pequeño Samuel, que creció bajo la guía y lineamientos dados por Él, a fin de compartir con su pueblo su Palabra. Usted está creciendo en gracia para con Dios y los hombres?, Shalom.