Juan 13:34-35 “Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros. En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros.”
Por: Ericka Herrera de Avendaño.
En el pasaje de hoy, Jesús nos entrega un mandamiento nuevo: amarnos unos a otros. Pero este amor no es cualquier tipo de amor, es un amor que imita el amor que Él nos ha mostrado. Jesús amó de manera incondicional, sacrificial y generosa, y ahora nos llama a hacer lo mismo.
El amor que nos identifica como discípulos de Jesús es un amor que trasciende barreras y diferencias. No se limita a amar solo a aquellos que son como nosotros, piensan como nosotros o nos agradan. Es un amor que se extiende a todos, sin excepción. Es un amor que nos impulsa a perdonar, a servir y a buscar el bienestar de los demás.
Cuando vivimos en este amor, algo maravilloso sucede: somos reconocidos como seguidores de Cristo. Nuestro amor mutuo es una señal visible de que hemos sido transformados por el amor de Dios. Es a través de nuestro amor genuino y desinteresado que el mundo puede experimentar y conocer el amor de Cristo.
Sin embargo, amarnos unos a otros no siempre es fácil. A menudo enfrentamos desafíos, diferencias y conflictos como iglesia. Pero la clave está en recordar cómo Jesús nos ha amado. Él no solo nos amó cuando éramos dignos, sino que nos amó en nuestra indignidad y pecado. Sigamos su ejemplo y amemos incluso cuando sea difícil, perdonemos cuando seamos heridos y busquemos la reconciliación cuando haya divisiones.
Hoy, examine su corazón y sus relaciones. ¿Está amando a los demás como Jesús le ha amado? ¿Su amor es una señal visible de su discipulado? Permita que el amor de Cristo fluya a través de usted, cambiando sus actitudes y acciones hacia los demás. Amado Dios, gracias por el mandamiento de amarnos unos a otros. Ayúdame a amar como Jesús amó, de manera incondicional y generosa. Capacítame para amar incluso cuando sea difícil, y que mi amor sea una señal de que soy un discípulo de Cristo. Que tu amor fluya a través de mí y alcance a aquellos que me rodean, en el nombre de Jesús, amén.