Colosenses 3:14 “Y sobre todas estas cosas, vestíos de amor, que es el vínculo perfecto.”
Escrito Por: Ericka Herrera de Avendaño.
En el versículo de hoy, el apóstol Pablo nos insta a vestirnos de amor, llamándolo el vínculo perfecto. El amor es la prenda que debemos llevar siempre, como un distintivo que nos une y nos identifica como seguidores de Cristo.
Cuando vestimos de amor, estamos abrazando una actitud y un estilo de vida centrados en el amor de Dios. El amor que nos es dado por Dios es inagotable, transformador y lleno de gracia. Nos cubre y nos capacita para amar a los demás de la misma manera.
Este amor es un vínculo perfecto que conecta nuestros corazones. Es el lazo que nos une en comunión y armonía. A través del amor, podemos superar las diferencias, perdonar ofensas y vivir en paz con nuestros hermanos y hermanas en la fe.
Vestirnos de amor implica una elección consciente y diaria. Significa que en cada interacción, busquemos el bienestar de los demás, antes que el nuestro. Implica mostrar compasión, amabilidad y generosidad en todas nuestras palabras y acciones.
Cuando nos revestimos de amor, también estamos reflejando el carácter de Dios al mundo. Nuestro testimonio de amor auténtico y desinteresado puede ser una luz que atraiga a otros hacia la gracia y la salvación que encontramos en Cristo.
En nuestras vidas diarias, podemos preguntarnos: ¿Estoy vistiendo de amor en todas mis relaciones? ¿Estoy manifestando el amor de Cristo en mi familia, en mi iglesia y en mi comunidad? Que el amor de Dios nos inspire a ser portadores de esperanza y reconciliación en un mundo necesitado.
Hoy, medite en el poder transformador del amor de Dios en su vida. Permita que ese amor fluya a través de usted hacia los demás. Vista de amor en cada momento y relación, dejando que el amor de Cristo sea el vínculo perfecto que une y transforma.
Amado Padre, gracias por el amor perfecto que nos has dado. Ayúdame a vestirme de amor en todas mis interacciones. Que mi vida sea un reflejo de tu amor hacia los demás. Capacítame para ser un canal de gracia y reconciliación en un mundo necesitado, en el nombre de Jesús, amén.