Proverbios 11:3 “La integridad de los rectos los encaminará; pero destruirá a los pecadores la perversidad de ellos.”
Escrito Por: Jackson Villalobos Duarte
Integridad… una palabra con una aplicación muy amplia, aunque, poca tomada en cuenta por los seres humanos al momento de accionar, ya que, la integridad no solo es actuar honesta, respetuosamente y mantener un comportamiento recto, honrado y moral frente a las personas, sino que también es mantener la misma conducta cuando nadie está viendo, más aún nosotros que somos hijos de Dios y nuestro Padre que está en los cielos nos observa y juzga justamente (Pr 15:3).
En el versículo 3 del capítulo 11 de proverbios, podemos leer que Salomón nos afirma que “la integridad de los rectos los encaminará”, quiere decir: a aquellas personas que andan en integridad, pues su propia integridad les hará ir por buen camino, esto es debido a que la integridad es una de las conductas de una persona recta, de una persona justa; podemos ver que desde el capítulo 10 al capítulo 15, Salomón les titula “Contraste entre el justo y el malvado”, en el cual dentro de este contraste encontramos que la integridad es de los justos.
En el otro lado del contraste, el lado de los malvados, Salomón también nos dice “pero destruirá a los pecadores la perversidad de ellos”, es decir, los pecadores traen su propia destrucción al no seguir un camino íntegro y familiarizarse más con el camino lleno de perversidades, pues como ya leímos, este camino solo trae destrucción y muerte espiritual, es aquí donde vemos la importancia de seguir una vida íntegra (Pr 11:5).
Como hijos de Dios estamos enviados a vivir una vida integra, una vida santa, 1 Pedro 1:16 “porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo.”, esto es para dar testimonio a los hombres acerca del cambio y las bendiciones que Dios da a nuestras vidas y también nos anima entre hermanos a ser una iglesia que crece y se multiplica en integridad, pero sepan que una vida íntegra no solo es de puertas hacia afuera, sino que también es de puertas hacia adentro, es decir, en la intimidad, cuando nadie nos ve, porque aunque nadie esté presente, Dios está presente y nos está mirando, así que les animo en el Señor a tener una vida santa e íntegra.