Hechos 6:8 “Esteban, lleno de gracia y de poder, hacía grandes prodigios y señales entre el pueblo”.
Por: Dayse Villegas Zambrano
Una palabra clave para la vida cristiana es llenura. Esteban vivía en plenitud del Espíritu, de sabiduría, de buen testimonio, de gracia y de poder. Su rostro, cuando daba testimonio de Jesús, era como el de un ángel, por citar varias frases de Hechos 6. Su predicación era irresistible y la única forma de hacerlo callar fue matarlo.
Esteban fue un hombre que vio, estando aún en este mundo, los cielos abiertos y a Jesús de pie junto a Dios. Nuevamente, pensamos en esto como un prodigio. Un ser excepcional. Pero creo que en la Biblia se lo alaba como un ejemplo, no como una excepción. Sino como uno que alcanzó llenura de gracia. ¿Cómo lo hizo Esteban? Jesús nos enseñó que para recibir su Espíritu hay que pedirlo (Mateo 7:7-11). No me queda duda de que Esteban creyó y aplicó esta enseñanza.
Además, destacaba entre los demás cristianos por su conducta, por su perseverancia en las Escrituras y por su servicio. Todos tenemos momentos de debilidad y de duda, Esteban debió tenerlos, pero para crecer de la manera en que él creció, debe haber persistido en la oración, la meditación de la palabra de Dios y en el servicio.
Estas áreas tal vez son sensibles en su caso y en el mío, aspectos que descuidamos porque pensamos que nos demandan un tiempo que no tenemos. Pues bien, son claves para una llenura que (tal vez) deseamos pero no podemos experimentar todavía. Están a nuestro alcance, pero tenemos que elegirlas y perseverar en ellas. Y veremos la gloria de Dios.