2 Corintios 1:12 “Porque nuestra gloria es esta: el testimonio de nuestra conciencia, que con sencillez y sinceridad de Dios, no con sabiduría humana, sino con la gracia de Dios, nos hemos conducido en el mundo, y mucho más con vosotros”.
Por: Dayse Villegas Zambrano
Lecciones de humildad de la gracia, parte 2: La gracia nos hace sencillos y sinceros, no por algo aprendido o adquirido en nuestra humanidad, sino por poder divino. El creyente lleno de gracia se conduce con humildad en este mundo y mucho más con los hermanos.
Es decir que la humildad del cristiano es un súper poder, algo sobrenatural que le permite vivir de manera que su conciencia esté limpia. La humildad del cristiano le permite vivir en gloria.
Pues la gloria de Dios no es prepotencia o la oportunidad de al fin poder humillar a todos nuestros enemigos y rivales. La gloria de Dios, sustancia real y perceptible, es estar llenos y cubiertos del peso de la presencia de Dios, y, por tanto, ser conscientes de su grandeza nos hace muy humildes. Mírelo así. Usted está lleno de algo real. No hay lugar para el humo del orgullo.
Usted tiene el cometido de vivir de manera humilde con todo el mundo, cristianos o no. No puede ser uno en la congregación y luego salir y lanzarle el auto a los que no manejan a la velocidad que usted quiere. No puede cantar dulcemente en el culto y luego ser áspero con el que no le ha cumplido con un pago.
Pero más, mucho más, tiene el cometido de ser humilde con sus hermanos a los que sirve, digamos que sean jóvenes, ancianos o niños, recién convertidos o equipo de trabajo, personas que realmente necesitan de usted, de su servicio, de su guía, de su apoyo espiritual. Nunca los mire como los que están allí para hacer lo que usted manda, y para enojarse si no lo hacen. Siempre mírelos como aquellos a los que tiene el privilegio de servir, así le hayan dicho que usted es el líder. Cuando escuche líder, en su cabeza diga “servidor” (Mateo 20:25-28).
Sabéis que los gobernantes de las naciones se enseñorean de ellas, y los que son grandes ejercen sobre ellas potestad. Mas entre vosotros no será así, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros será vuestro siervo; como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos.