Lucas 22: 56-62 “Pero una criada, al verle sentado al fuego, se fijó en él, y dijo: También éste estaba con él. Pero él lo negó, diciendo: Mujer, no lo conozco. Un poco después, viéndole otro, dijo: Tú también eres de ellos. Y Pedro dijo: Hombre, no lo soy. Como una hora después, otro afirmaba, diciendo: Verdaderamente también este estaba con él, porque es galileo. Y Pedro dijo: Hombre, no sé lo que dices. Y en seguida, mientras él todavía hablaba, el gallo cantó. Entonces, vuelto el Señor, miró a Pedro; y Pedro se acordó de la palabra del Señor, que le había dicho: Antes que el gallo cante, me negarás tres veces. Y Pedro, saliendo fuera, lloró amargamente”
Por: Marianella Layana de Jácome
Pedro sin lugar a duda fue un discípulo maravilloso, él dejó todo para seguir a Cristo, no dudo en hacerlo, era bastante impulsivo, sabemos de dónde lo sacó Jesús, todo su carácter tan lleno de errores y defectos en cierta manera nos da tranquilidad y nos consuela porque nos podemos sentir identificados con él, y ver todo lo que Cristo hizo en su vida y la transformación que tuvo nos da esperanza.
Pedro, hombre imperfecto como nosotros, fue usado por Dios de una manera extraordinaria. Confiaba mucho en sí mismo, el YO predominaba en su vida, se sentía el más importante entre los discípulos. Pedro abandonó toda su vida de pesca, su barca, pero no había abandonado su vieja naturaleza. Mateo 16:24, “Si alguno quiere seguirme, niéguese a sí mismo, tome su cruz, y sígame.”
El orgullo y la autosuficiencia lo hizo alardear de su fidelidad a Cristo, lo más seguro es que tenía buenas intenciones y su deseo no era traicionar a Jesús, pero él no se conocía realmente. Qué duro debió ser enfrentarse a la mirada de Jesús luego de negarlo tres veces; ¡Pedro sale humillado con el corazón completamente destrozado y llorando, había traicionado a su Maestro! Este fue el punto en el que cayó más bajo y podemos decir que Pedro tocó fondo.
Cristo dijo que debemos negarnos a nosotros mismos, pero Pedro no lo había entendido aún. Fue el primero en abandonar a Jesús pues luego de su muerte él retomó sus actividades de la pesca dejando por completo su llamado. Arrepentido de todo corazón, Pedro no volvió a negar a Jesús, él reconoció su pecado y tal vez por vergüenza, decepcionado de sí mismo regresó a sus antiguas actividades.
Jesús se aparece nuevamente a sus discípulos cuando estaban pescando, sin duda Él perdonó a Pedro por negarlo y le da una nueva oportunidad, preguntándole tres veces: ¿Pedro me amas? La obra transformadora de Cristo con Pedro se completó a través del Espíritu Santo. Pedro retomó su llamado, ¡ahora era un hombre diferente! el hombre testarudo, impulsivo, orgulloso fue transformado por el poder del Espíritu Santo, escribiendo epístolas hermosas, predicando a todos que Cristo es el Señor, haciendo milagros en nombre de Jesús, animando y motivando a los otros cristianos, muriendo con gozo por Cristo muchos años después.
No existe mayor ejemplo de lo que es negarse a sí mismo que Jesús: Él dejó todo, su deidad, su trono para morir en agonía en una cruz. Cuando aprendamos a negarnos a nosotros mismos dejando nuestro orgullo, nuestra comodidad y egoísmo, cuando nos entreguemos por completo, es cuando seremos verdaderos discípulos de Cristo y empezaremos a perseverar en fidelidad a Dios.