Filemón 1:22 “Prepárame también alojamiento; porque espero que por vuestras oraciones os seré concedido”.

Por: Nelly Jácome de Pérez

La hospitalidad que Pablo requiere es el común denominador del creyente, quien sirve al propósito divino, desde sus posibilidades y con amor.

Si Cristo reina como supremo en los afectos de nuestros corazones, nuestros deseos serán moldeados por el Espíritu de Dios para ser conformados a los deseos del corazón de Cristo. Nuestros afectos serán un reflejo de sus afectos, y amaremos lo que él ama. El amor que Cristo tiene por su pueblo será reflejado en nosotros, mientras nuestro amor por Cristo se dará a conocer por medio de demostrar nuestro afecto por su pueblo. Existe una relación estrecha entre el amor de Cristo en nuestros corazones, y la demostración práctica de ese amor en nuestras vidas.

La práctica de la hospitalidad es el amor hecho visible en la familia de Dios. Una de las características de los verdaderos creyentes es que hacen más de lo que se les pide. Quizás la razón por la cual algunos pasan necesidades es porque han sido tacaños con el Señor. El Señor es generoso, por lo tanto, nosotros también deberíamos serlo.

Pablo le pide a su hermano Onésimo, le de alojamiento en su casa, pues esperaba salir pronto de la cárcel en Roma, debido a la intercesión de los hermanos por su liberación. Tenía plena confianza que Dios obraría, a través de sus oraciones fieles.

A cuántos usted a hospedado en su casa, con tan buena solicitud, sabiendo que eso le agrada a Dios. Ha orado por aquellos que se encuentran privados de la libertad, en ocasiones muchos de ellos presos inocentemente y otros con justa razón, a fin de que les resplandezca la luz de Cristo en sus corazones. Ha orado por los misioneros y pastores presos, en aquellos países que prohíben hablar del evangelio de Jesús, inclusive so pena de muerte. Que Dios sea obrando en nuestros corazones, para interceder por aquellos que necesitan de nuestras oraciones, Maranatha ¡Cristo viene pronto!.