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Juan 1:4 “En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres”. 

Por: David Agustín Pérez Vera

A través de los años, se han realizado proyectos de investigación y desarrollo, que permitan generar fuentes de luz, claro está, que estas son y serán siempre fuentes artificiales. Existe una estrecha relación entre la vida y la luz, ya que en el mundo físico la vida depende de la luz, y esta idea aquí es transferida al mundo espiritual. 

Las Sagradas Escrituras nos hablan, de una fuente inagotable de luz para toda la eternidad. Nuestro Señor Jesucristo, es la fuente de la vida y luz espiritual a todos los hombres y mujeres, que en Él creen. Al leer estas palabras “En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres”, no cabe duda que se refiere a una luz maravillosa, que irradia, transforma, regenera, justifica,  a todo aquel que esté dispuesto a dejar de vivir en oscuridad, es decir en pecado y alejado de Dios. 

Mucha gente vive y ha vivido engañada, a través de las edades, ya que se ha olvidado de la caída del hombre y se ha negado a reconocer la necesidad que tiene de un Salvador; la luz ha estado resplandeciendo en las tinieblas. Hoy puede Jesucristo, resplandecer como una fuente de luz perpetua en tu vida. Disfruta de este día y toda tu vida en la luz de Cristo.

Recibe hoy a Jesucristo en tu corazón, un regalo maravilloso de parte del Eterno dado en la Cruz del Calvario, aproximadamente hace 2000 años. No sigas en tinieblas, ni vivas al amparo de una religión que la acción del hombre ha trazado para intentar llegar a Dios. Jesucristo es el único camino de salvación, Shalom. 

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