Mateo 14:15, Jesús les dijo: No tienen necesidad de irse; dadles vosotros de comer.
Por: Dayse Villegas Zambrano
¿Es usted un discípulo atento en quien Jesús puede confiar? En este relato, Jesús confía a sus discípulos una tarea titánica, darles de comer a 5.000 hombres con sus esposas y niños.
Ha sido una jornada larga, anochece y Jesús ha pasado el día sanando a los enfermos de una multitud de gente que lo sigue. Ya debería descansar, y la gente también. Los discípulos, sin duda agotados, le piden que despida la reunión para que todos puedan ir a buscar qué comer. Sin embargo, Jesús les pone un desafío. La gente no tiene necesidad de irse a buscar a otra parte. “Dadles vosotros de comer”.
Imagine el peso que habrán sentido los discípulos. Doce hombres para alimentar a decenas de miles de personas, a partir de cinco panes y dos peces. Cualquiera que haya emprendido un proyecto de servicio con un mínimo presupuesto sabe lo que se siente. La presión, la ansiedad, la preocupación, la búsqueda apresurada de recursos, una carrera contra el tiempo. Los discípulos no han entendido todavía el poder de Jesús y su ética de trabajo, y tal vez nosotros tampoco.
No es que no daremos nada (tal vez tengamos que darlo todo). Pero lo que tenemos es demasiado poco y Jesús lo sabe. “Traédmelos acá”, les dice a los discípulos. Y el milagro se produce.
Todo lo que tenemos que hacer cuando se nos presenta una tarea que sobrepasa nuestras posibilidades es seguir las instrucciones del Señor. Y su mandato es que traigamos a la gente a él. Esa es nuestra misión. No podremos resolver las necesidades materiales, emocionales y espirituales de todas las personas, pero él sí. El discípulo trae a otros al Maestro, sabiendo que si él dio la orden, él tiene la solución. Jesús hará obras mayores a lo esperado a partir de que le entreguemos lo que tenemos.